Charles Bukowski
«El alcohol es una de las mejores cosas que han llegado a esta tierra, además de mí. Siempre escribo intoxicado. No creo que haya escrito nunca un poema completamente sobrio». «Algunos me han llamado el más grande poeta de Estados Unidos. Mis amigos sólo me llaman Hank». «Me gustan los hombres desesperados, hombres con los dientes rotos y los destinos rotos. También me gustan las mujeres viles, con las medias caídas y arrugadas y con maquillaje barato. Me gustan más los pervertidos que los santos. Me encuentro bien entre los marginados porque soy un marginado. No me gustan las leyes, ni morales, religiones o reglas. No me gusta ser modelado por la sociedad».
Así se definía Charles Bukowski en una entrevista que concedió en 1987. Y fue por declaraciones como esta que se convirtió en un icono de la rebeldía, en un heredero de los poetas malditos, en uno de esos escritores que muchos citan pero que pocos leen de verdad.
Su vida no fue un cuento de hadas. Como él mismo lo describió en Ham on Rye, sabía muy bien lo que era un banco de parque y el sonido de los dedos de un casero golpeando a su puerta. Bukowski, reconoció su vocación temprano en su vida, pero no hubiera sido sino otro vagabundo más en California de no haber buscado la ayuda de los que la habían experimentado antes.
Después de pasar unos meses en la universidad descubrió que lo suyo era la bebida y las apuestas. Durante largo tiempo vivió del dine ro que se ganaba en el hipódromo de Santa Anita y, cuando tenía mala suerte, dormía en los parques. Lo único que le importaba en ese momento de su vida era beber. A los 25 años comenzó a escribir relatos cortos que enviaba a revistas literarias como Harper's y The New Yorker. Pero los editores de estas prestigiosas publicaciones, un poco aterrados por la crudeza de los cuentos, ignoraban sus textos. Él entendió estos rechazos como una falta de talento y prefirió dedi carse a buscar trabajos temporales como portero y cartero. En las noches se iba a emborrachar a los peores bares de Los Ángeles y por lo general terminaba envuelto en peleas callejeras. Neeli Cherkoski, autor de Hank: la vida de Charles Bukowski, afirma que durante ese período Bukowski pasó varias noches en la cárcel y trató de suicidar se tres veces.
En 1942 se fue a vivir con Jane Cooney Baker, una prostituta que conoció en un bar. Durante una década se dedicaron a vagar por la ciudad y a tomar cantidades enormes de alcohol. Pero esta primera historia de amor no tuvo un final feliz: ella murió intoxicada y él, con sólo 35 años, estuvo a punto de morir a causa de una úlcera. Esta experiencia quedó registrada en Barfly, una película de Barbet Schroeder basada en un guión del mismo Bukowski.
Después de la muerte de Jane, Bukowski se quedó solo y se dedicó a escribir sobre todo lo que odiaba del mundo, todo lo que lo obsesio naba. Esa sería la actividad que ocuparía la mayoría de su tiempo en los siguientes 40 años. Sus primeros textos eran una mezcla de poe sía y relato breve que siempre sucedían en el bajo mundo y giraban en torno a los mismos seres oscuros: prostitutas, borrachos, jugadores empedernidos y delincuentes. Bukowski describió con detalle lo más decadente de la sociedad estadounidense y fue uno de los prime ros que se atrevió a hacer literatura a partir del mundo underground: sus personajes eran los hombres y las mujeres que no estaban invita dos a hacer parte del "sueño americano".